Solitude
Confié tanto en ti que me entregué sin dudarlo en ningún momento y esto me impidió dudar de tus palabras, de tus actos.
Fui un imbécil, un ateo que encontró a alguien a quien adorar, me convertí en tu más fervoroso creyente y ahora solo te veo como a alguien distante y desconocido que al marcharse se llevó consigo mis ganas, mi todo.
Cabe preguntarse. ¿Qué puedo hacer por mientras? Solo esperar a que el tiempo haga lo suyo y esperar a que alguien que desee querer, aparezca en mi vida, que crea en lo imposible así como yo creí alguna vez de que el solo hecho de estar contigo fuese una tarea digna de catalogarse como inalcanzable.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home