El Caminante

The Walker
Originally uploaded by cweed

Habían pasado algunos años; había ya caminado su tanto; había su pie derecho avanzado sobre su izquierdo tantas veces como tantas noches había pasado sin dormir. El Caminante marchaba por la inercia de su pena y se mantenía erguido por la entereza que su esperanza le concedía: esa esperanza que le decía que las cosas prontamente podrían cambiar, esa que es la última cosa que podemos perder o olvidar.
Siguió caminando, arrastrando culpas y llantos; gastó suelas, su conciencia y mil zapatos, pero siguió marchando por más que a su piel le doliera, por más que algo en él le decía que no lo hiciera, mas la esperanza lo pujó a seguir en tierra y no a morir de pena, a caer de rodillas o aceptar que estaba acabado.
Y con el paso del tiempo -sí, supone bien usted- siguió caminando, por porfía, y ya sin llantos; andaba ya descalzo, más erguido, más maduro por la vida y más sensato, también algo más viejo y no por eso encorvado porque nunca observó el piso como un lugar donde caer o como zona de descanso. Miró siempre al horizonte, siempre al frente en busca de ese algo, un buen oasis donde poder caer y no encontrar arrebatos, no más rabia ni alegatos y es por eso, que marchó, siguió caminando.
Y los metros se hicieron kilómetros y éstos tortura y con ellos sentía como se le escapaba la cordura, y a sus pies dormir, a su piel gritar y sentir que caía, que sus rodillas besarían ese suelo que juraron no tocar.
No obstante no alcanzó a caer, pero tampoco a detener su caída.
Alguien le tomaba las manos, lo erguía, y le dijo que lo siguiera, que lo llevaría por buen camino, que juntos caminarían por una mejor senda…y el Caminante así lo hizo, restituyó ánimos y fuerza y caminó acompañado por un muy largo trecho.
Ya no estaba solo; su esperanza no había perdido. El Caminante a renacido.