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Entre Imaginarios y Realidades

lunes, febrero 05, 2007

¿Despedida?

Mientras intentaba ponerme la mochila, y recordaba el dolor de mis hombros, la vi correr; corriendo como jamás antes lo había hecho.
Cruzó el estacionamiento evadiendo perros y sentimientos encontrados.
Sabía que se iría, que no lo vería por unos días y que las decisiones que se tomaran eran cosas del destino y que ella debía esperar...y seguir corriendo, aunque pensó en no seguir haciéndolo; al menos así se aseguraría que seguirían juntos por unas horas más y a pesar de eso la traicionó su conciencia y continuó su carrera hasta que pudo sacar voz y gritar, para ahogar su pena, esperando a que el chofer le respondiera.
Tal vez el miedo a no tenerlo cerca la hizo modular mal, tanto así que apenas el conductor pudo verla, ella gritó más fuerte, silenciándo así su pena, resignándose a dejarlo ir al momento de preguntar si ese bus, ese maldito bus se llevaría a ese hombre que hace días le era extraño y hoy más propio que ajeno.
La contemplé gritando y, mientras yo colocaba nuevamente la mochila en el suelo, quise creer que ella recapitulaba lo que había sucedido en los últimos días.
La supuse nerviosa esperando a que ese individuo, con el que hoy probablemente sueña, llegara corriendo como pudiera, cargando su mochila, al lado del bus que se lo llevaría lejos, a donde ella no pudiese abrazarlo y decirle que ese día, si, ella ya lo quería. Y pensando eso ella, y yo creyendo que eso ella hacía, la vi congelarse un momento, el segundo en que sus miradas se encontraron; él fue más rápido y la besó como hace días ya lo hacía. No hubo tiempo para la tristeza, ni para las lágrimas ni para las penas. Eso fue todo en ese momento: un beso tibio de franca despedida.
La vi quedarse quieta y a él subirse al bus...pero antes de partir esgrimió palabra y le lanzó un “te amo” que ella ni de sorpresa nunca esperó.
El bus estaba en la salida del Terminal y creaba un embotellamiento el cuál en ese momento a ella nada le importó. Todo se le hizo silencio y la adrenalina la remeció: “yo también te amo”- respondió- y sintió que el bus se movía, llevándose algo que ella ya creía era parte de su vida y quiso contemplarlo hasta que se perdiera de vista, mas giró y se encaminó hacia donde estábamos nosotros, esperándola, atónitos sobre lo que acababa de pasar.

¿Despedida o comienzo de algo nuevo?