Puedo verte...

Nadas libremente por el océano de mis recuerdos, hoy para ti ajenos, tuyos hace no mucho tiempo.
Surcas mi mente de principio a fin ya que ella esta plagada de tu presencia y de dolor, de ese dolor que no implica sangre, que no tiene cura; ESE dolor que tu ausencia intensifica a diario en momentos en que cierro mis ojos y puedo verte nítida, aunque distante.
Es ahí cuando más duele, cuando veo que la llama de la esperanza se apaga, cuando veo que no volverás y es esto algo que sucede día a día, en un ciclo de nunca acabar.